“Yo dormía en la oficina de administración que queda en el semi-sótano, y ahí tuvieron que fumigar porque había ratas. Para bañarme había un baño pero no había desagüe, entonces me tocaba bañarme dentro del balde”

 

Una celadora estuvo retenida en un conjunto residencial de alto poder adquisitivo al norte de Bogotá al menos un mes porque desde la administración de la residencia le exigieron que permaneciera ahí porque sino podría contraer el coronavirus y la empresa de seguridad le dijo que si se iba perdería su trabajo.

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La víctima de este increíble abuso de poder tiene por nombre Edy Fonseca. Ella habló con La FM, proporcionando datos e información que les debería servir a las autoridades competentes para hacer pagar a los responsables.

El conjunto residencial lleva por nombre Los Rosales.

“Un mes duré retenida en la cuarentena, me tenían encerrada, éramos tres celadores y a mis dos compañeros les cancelaron sus contratos, me dejaron sola como responsable y no me permitían salir a mi casa”, dijo Fonseca.

La señora, evidenciando mucha inocencia, indica que no entiende por qué le hicieron eso, por qué no la dejaron ir a su casa, ya que a su juicio el virus podría haberlo llevado cualquiera al conjunto residencial.

Edy, de 51 años y con diabetes, señaló que “la administradora y el Presidente del consejo me dijeron que no podía salir, que el edificio estaba en manos mías, y si me iba perdía mi trabajo”.

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Ella, comenta, tuvo que hacerse cargo de turnos diarios de 5:00 a.m. a 9:00 p.m. todos los días por un mes, y si algún resiente salía o entraba del conjunto en horas anteriores o posteriores ella también debía atenderlos.

“Yo dormía en la oficina de administración que queda en el semi-sótano, y ahí tuvieron que fumigar porque había ratas. Para bañarme había un baño pero no había desagüe, entonces me tocaba bañarme dentro del balde”, contó Fonseca.

Demostrando una nobleza increíble, aseguró que los residentes no sabían por lo que ella estaba pasando y de hecho agradeció que algunos de ellos les llevaran comida de vez en cuando, pero por esto último «el Presidente del Consejo se dio cuenta a través de las cámaras, me llamó y me regañó”.

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Como es apenas lógico por la carga de trabajo, el estrés al que estaba sometida y la depresión que la sumió, Fonseca comenzó a enfermarse, por lo que una médica que vivía en el conjunto la «ayudó» dándole un suero y un medicamento, lo que no fue suficiente, y se agravó.

“Me levanté con mi cara torcida, me sentía decaída, un residente me vio muy mal y llamó a la ambulancia, cuando me atendió la paramédico me dijo que estaba muy estresada, que estaba mal, me fallaba hasta la respiración”, le comentó a La FM.

Acto seguido el Presidente del Consejo, ella cuenta, la amedrentó: “Me dijo: ‘el problema en que usted nos metió, no cuente más con su trabajo’. Esto porque yo le conté a la paramédico porque me preguntó que por qué estaba estresada”.

Como era de esperarse la celadora tuvo que ser trasladada a centro clínico. Ya le dieron de alta.

La celadora gravemente agraviada radicó una denuncia ante la Fiscalía y hoy (viernes) lo hará ante el Ministerio del Trabajo y ante la Superintendencia de Vigilancia.

El abogado de la señora también contó que la administración del conjunto residencial dijo que «ella firmó libremente el contrato», «pero se les olvida que en ninguna parte decía que tenía que trabajar día y noche”.

“Ellos se olvidan que el Presidente del consejo, cuando la señora fue auxiliada, le dijo que había perdido su trabajo y que ella se lo había buscado y fue despedida. De hecho le han mandado cartas pidiendo que dé información y por qué no ha vuelto a trabajar cuando ella está incapacitada”.