Le contamos las acciones para que los estudiantes y las instituciones educativas cuenten con los insumos necesarios para el retorno a clases
En varias instituciones educativas de Soacha, Cundinamarca, se continúan implementando medidas que permitan el regreso de los estudiantes a clases seguras, promoviendo pautas de crianza y rutas de protección de la niñez con capacidades diversas.
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De acuerdo con las barreras de acceso a la educación identificadas desde el trabajo en conjunto con World Vision y las instituciones educativas de Bogotá y Soacha articuladas en el proyecto, se evidencia que las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, presentan dificultades económicas para la movilizarse desde sus hogares hasta los colegios a los que asisten.
Estas acciones son realizadas en el marco del proyecto Intervenciones Estratégicas para la Prevención del Contagio por COVID-19, el cual es liderado por la ONG Internacional World Vision.
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Por esta razón, la organización está capacitando a las madres, padres y cuidadores para que cuenten con herramientas que les permitan tener un acceso de transporte o subsidio para su movilización, debido a su condición de vulnerabilidad o que cuentan con hijas e hijos con discapacidad.
Caso de vida de uno de los estudiantes
Jenny, madre soltera de cuatro hijos, trabaja como vigilante en una de las instituciones educativas en las que la organización humanitaria se encuentra implementando el proyecto, apoyando medidas para el retorno seguro a clases de sus estudiantes, al identificar y desarrollar mejoras que permitan reducir la probabilidad de contagio por el COVID-19 entre las que se encuentra la entrega de lavamanos portátiles.
Jonathan, hijo de Jenny, es un adolescente de 14 años con síndrome de Down, que hoy cuenta con un uniforme para poder asistir a clases gracias al apoyo del proyecto COVER.
A pesar de que su hijo estudia en un colegio con enfoque de aprendizaje para niñas, niños y adolescentes con capacidades diversas, no cuenta con los recursos necesarios para comprar el uniforme de Jonathan; su sueldo ya no es suficiente para conseguir el total de la matrícula de todos sus hijos, los alimentos de todos los días, además del pago de servicios y otros gastos propios del hogar.
«Me parece genial este proyecto, porque especialmente los niños con discapacidad son los que más requieren ayudas. Empezamos el proceso y ha sido una bendición para mi familia pero en especial para mi hijo para que pueda seguir en el colegio», indicó la madre de Jonathan.