Las redes sociales son una herramienta de doble filo

Por: Mauricio Galindo Santofimio
       @MauricioGalin11

Bastante se ha hablado ya sobre el uso de las redes sociales. Sobre su buen uso o sobre la mala utilización que muchos les dan, a costa, incluso, de denuncias penales, de rectificaciones o de excusas públicas que han tenido que hacer debido a una libertad de expresión mal entendida.

Las redes nacieron para expresarse, para opinar, para debatir, para compartir información, para recrearse, en fin, para un sinnúmero de usos que pueden hacerle la vida más amable a la gente o, por el contrario, complicársela.

Se ha dicho también que están reemplazando a los medios de comunicación tradicionales, que ahora la gente se informa más a través de ellas y hasta varios han pronosticado, por su causa, la muerte de la prensa o de la radio, inclusive de la televisión. Pero no hay tal.

Esa herramienta que es muy valiosa, por supuesto, y que sin duda ha transformado las comunicaciones entre la gente, si bien ha irrumpido en la vida de varias personas y se las ha hecho más llevadera, no es la principal fuente de información de la mayoría y no debería ser para quienes las usan, incluyéndome, la última palabra en materia de opinión, información y análisis.

Las redes sociales son una herramienta de doble filo

Su uso debería ser más pausado, más mesurado y, precisamente, más analítico. En las redes ponemos de presente lo que somos, lo que pensamos, lo que nos motiva y lo que no. Lo que ahí decimos o hacemos es la viva copia de lo que somos como personas, por eso, si su uso es para insultar, calumniar injuriar, ofender o despotricar de los demás sin más ni más, ellas se pueden volver una muy peligrosa arma de doble filo. Nadie obraría de esa forma en la vida real.

En cuanto a los medios tradicionales, ellos no pueden volver cada trino, cada foto o cada cosa que se diga en esas redes una noticia. Hay que sopesar lo que se publica en cada red social, quién es el autor, por qué dice lo que dice y para qué lo hace. Eso de volver famosa a la gente por cualquier tontería o improperio que publique no es serio.

Para que los medios de siempre no pierdan vigencia y sigan siendo el principal mecanismo para que la gente se informe y se oriente, es clave que dejen a las redes ser redes y que vuelvan al periodismo serio, ese que investiga, que muestra los resultados de esas investigaciones, que critica con argumentos, que aplaude con fundamentos.

Y para que la gente le saque provecho a esas redes, es vital que, por lo menos, eche mano de otra herramienta que es y será fundamental siempre: el respeto. Con él, bienvenidos los debates, bienvenidas las críticas, bienvenidos los desencuentros, y adiós a las noticias falsas, a los chismes y a los insultos que, por desgracia, se han vuelto una constante en ellas.