El Fondo reconoce que los bancos parten de una posición de partida más fuerte, pero alerta también de que inevitablemente deberán afrontar pérdidas por la fuerte desaceleración provocada por la pandemia

FMI
Las proyecciones del FMI son francamente tenebrosas para la economía mundial.

La banca ha logrado hasta ahora observar desde la barrera la crisis provocada por el Covid-19. Pero puede convertirse en un peligroso «amplificador» si los efectos de la pandemia en la economía se prolongan, lo que nos llevaría a reeditar una crisis financiera de magnitud similar a la de 2008.

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Es el mensaje lanzado hoy por el FMI en su informe de Estabilidad Financiera Global, en el que la institución recuerda cómo en aquél momento las fuertes pérdidas que sufrieron las entidades debido a la crisis de liquidez se tradujeron en una sequía de crédito que multiplicó el impacto de un terremoto exclusivamente financiero en la economía real. Ahora, «corremos el riesgo de que esto se repita», advierte el FMI.

El Fondo reconoce que los bancos parten de una posición de partida más fuerte, pero alerta también de que inevitablemente deberán afrontar pérdidas por la fuerte desaceleración provocada por la pandemia, lo que podrá generar el temido «cierre de grifo».

En concreto, la institución espera que las caídas en la valoración de los activos deriven en «pérdidas en las carteras de los bancos». Y como ejemplo, el FMI señala las tensiones que ya han surgido en el mercado inmobiliario de Estados Unidos, donde los seguros de impagos de las hipotecas se han disparado en 400 puntos básicos desde mediados de febrero, lo que inevitablemente despierta los temores de la «crisis subprime».

También alerta de la posibilidad de que se reavive el círculo vicioso entre la deuda soberana y la bancaria -que llevó a España al borde de la asfixia financiera- si aumentan los rendimientos de los bonos para «algunos Estados altamente endeudados».

La clave de la resistencia de los sistemas financieros está, como para el resto de la economía, en la duración del confinamiento. «Cuanto más dure el paro repentino en la actividad económica, más probable será que los bancos afronten pérdidas en sus préstamos a hogares y empresas».

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El Fondo alerta devarios focos de riesgo: tanto por la importante exposición a los inmuebles comerciales, como por las pérdidas que podrán aflorar en los préstamos a empresas energéticas por la fuerte caída del petróleo, y por las pérdidas directas derivadas de hogares que trabajen en los sectores más expuestos a la crisis.

Los colchones de capital construidos desde la pasada crisis financiera ayudarán a absorber pérdidas, al igual que la mejoría en las supervisión bancaria y la avaluación constante de la salud de los bancos a través de los test de estrés juegan ahora a favor de la estabilidad del sistema.

Sin embargo, la pandemia ha llegado en un momento en que la banca luchaba por superar una crisis derivada de la falta de rentabilidad debido al largo periodo de bajos tipos de interés. Algo que ahora pasará factura: «El bajo nivel de rentabilidad bancaria en algunas economías avanzadas se traducirá en que los bancos tendrán menos ingresos que en el pasado disponibles para compensar las pérdidas».

No obstante, el tsunami económico sobrevenido por la crisis sanitaria está muy lejos de los escenarios a los que se ha sometido hasta ahora al sistema en las pruebas de resistencia.

El cambio en las perspectivas macroeconómicas que ha realizado hoy mismo el FMI, y que somete a España al mayor recorte al crecimiento, es notablemente mayor en el plazo de un año que los «shocks» económicos a los que generalmente se somete a la banca en los test de estrés, lo que supone una verdadera prueba de fuego para el sector y sus supervisores.

No obstante, estas pruebas sí que son más exigentes en un escenario a dos años vista de lo que prevé el Fondo y, además, estos modelos no tienen en cuenta el importante paquete de ayudas movilizado a nivel mundial.

«Los grandes descensos en los precios de las acciones bancarias desde mediados de enero sugieren que los inversores están preocupados por la rentabilidad de los bancos y posiblemente por su resistencia», reconoce el informe, que destaca cómo los precios de los títulos han caído en torno al 35% de media en estos meses, cifra que asciende hasta el 60% en algunos países.

De hecho, el Fondo señala que si se utilizara la valoración del mercado para calcular el capital de los bancos en lugar de su valor en libros, muchos de los bancos tendrían una capitalización similar a la de la crisis financiera, situación de la que únciamente se salvaría el sector estadounidense.

Todas estas razones conducen, en opinión del FMI, a una misma dirección: «Es necesaria una acción política decisiva para evitar problemas en los bancos que conduzcan a una fuerte reducción del crédito en un momento en que la actividad ya es débil», concluye.

Con información de ABC