Los esfuerzos para controlar los hipopótamos que pertenecían al extinto capo Pablo Escobar no son nada fáciles
Tres hipopótamos machos y una hembra perteneciente a las sabanas y bosques de África fueron traídos de contrabando por el narcotraficante Pablo Escobar a su hacienda privada Nápoles, ubicada en Antioquia en el año 1981, y que luego de su muerte en 1993 quedaron a su suerte, reproduciéndose y ubicándose en lagos cercanos al río Magdalena.
Ahora, su sobrepoblación en el país preocupa a biólogos, ambientalistas y científicos por las implicaciones de su presencia en los ecosistemas acuáticos del Magdalena Medio, así como lo que esta representa para especies nativas de aves, peces y mamíferos.
Sin embargo, buscar la manera de controlar la especie no es nada fácil, el gran tamaño del hipopótamo y su malhumor no permite que los humanos se le acerquen, además, son conocidos por acosar los ganaderos de las diferentes zonas.
Asimismo, preocupa que los lugareños ven a los hipopótamos como un tipo de mascota. Pero para los científicos son una amenaza ecológica que compite con la vida silvestre nativa y contamina las vías fluviales locales. En algunas oportunidades, incluso, han atacado a los humanos.
Colombia resulta ser un paraíso para los hipopótamos por la lluvia abundante, la comida numerosa y sin una amenaza lo suficientemente grande para atacarlos, estos animales pasan cinco horas al día pastando y el resto del tiempo disfrutan de las refrescantes aguas del río Magdalena y los lagos circundantes.
Encuentran a un manatí con la palabra “Trump” tallada en su lomo
Luego de la muerte de Pepe, un famoso hipopótamo habitante del parque temático hacienda Nápoles, en Colombia es ilegal matarlos y desde ahí se inició la campaña de esterilización.
Aunque la teoría resulta simple la práctica no lo es, «Esterilizar la especie es bastante complicado ya que los hipopótamos machos tienen lo que los científicos llaman “testículos espacialmente dinámicos”, es decir que sus genitales son retráctiles y pueden esconderse en una abertura llamada canal inguinal, los órganos reproductores de las hembras son aún más difíciles de encontrar», aclara David Echeverri López, investigador de la agencia ambiental regional Cornare.
Lo cierto es que atraparlos y lograr su esterilización sigue siendo peligroso, costoso y requiere de mucho tiempo sobre todo para su agencia de bajo presupuesto. Echeverri es capaz de castrar aproximadamente un hipopótamo por año, mientras que los científicos estiman que la población crece un 10 por ciento anualmente.
Con información de Infobae