«Este homicidio se produjo en medio de un ataque generalizado y sistemático propiciado y/o auspiciado desde la institucionalidad estatal, contra un grupo determinado de individuos»
Jaime Garzón, a 21 años de su muerte. «Magnicidio», «crimen de Estado», «homicidio selectivo»; así se le ha denominado al asesinato del humorista político, locutor, periodista y negociador de paz, Jaime Garzón, ocurrido el 13 de agosto de 1999, en Bogotá, muy cerca de la emisora que consideraba su casa: Radionet.
Hasta el sol de hoy, 21 años más tarde, poco es lo que se ha resuelto sobre este crimen que enlutó al país. Solo el ex jefe paramilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Carlos Castaño, fue imputado por el asesinato; y el ex subdirector del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) José Miguel Narváez, también fue investigado por el hecho.
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El primero fue sentenciado a 38 años de cárcel y el segundo a 30 años. Y es que según la Fiscalía General de la Nación, Narváez fue el que le dio la idea al para entonces peligroso jefe paramilitar, de acabar con la vida de Garzón, ya que este último tenía una claro pensamiento de izquierda y supuestos -nunca probados- vínculos con Las Farc.
Agentes del DAS fueron investigados por haber desviado las primeras investigaciones y ocultar a los demás responsables del atroz hecho. Otro de los investigados fue el coronel retirado del Ejército Nacional Jorge Enrique Plazas Acevedo, por presuntamente haberle hecho seguimiento a Garzón e informar a los asesinos de sus movimientos.
Hoy Plazas Acevedo está en la Jurisdicción Especial Paz (JEP), esperando por sentencia, por ser uno de los responsables de la masacre de Mapiripán, Meta, no así por el homicidio del humorista.
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Los autores materiales del hecho, dijo en su momento el fiscal Iván Lombana, fueron desaparecidos por Castaño, así como todo aquel que tuviera que ver con el crimen, mismo que causó un revuelo social y político de mucha fuerza en las más grandes ciudades de Colombia.
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Este crimen no prescribe y la Fiscalía dijo en su momento que «la muerte de Jaime Garzón se produjo en medio de un ataque generalizado y sistemático propiciado y/o auspiciado desde la institucionalidad estatal, contra un grupo determinado de individuos con características política comunes”, por lo que fue declarado de lesa humanidad.
