Se va «una de las siete estrellas realmente genuinas del mundo»

 

El actor escocés Sean Connery murió este sábado a los 90 años, según ha informado su familia.

El intérprete fue el primero en encarnar al mítico James Bond en el cine y lo hizo en un total de siete películas. El escocés llevaba desde 2003 apartado de la gran pantalla.

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Connery decidió retirarse de la actuación en 2003, cuando participó en su último trabajo delante de la cámara en La liga de los hombres extraordinarios, la adaptación de la novela gráfica de Alan Moore, que a pesar de no contar con el respaldo de la crítica, recaudó más de 178 millones de dólares.

El mítico James Bond

«Siempre he odiado al maldito James Bond. ¡Me gustaría matarlo!». A pesar de su relación de amor-odio con el personaje de Ian Fleming, Connery representó un tipo de masculinidad ruda y seca.

Cuenta Michael Crichton, quien lo dirigió en El primer gran asalto al tren (1978) —película basada en su propia novela homónima—, que a Connery le gustaba comer con las manos, aunque estuviese en el restaurante más lujoso.

«He pasado gran parte de mi vida siendo infeliz», le confesó en uno de esos almuerzos: «El día que paré y pensé, solo se vive un día, lo puedes disfrutar o no. Y yo decidí disfrutarlo».

Muchos de quienes lo conocieron en persona lo definieron como «un hombre de verdad». Quizás, por ello, Connery hubiese tenido difícil mantenerse en una industria en el que ese perfil de hombre forma, cada vez más, parte del pasado.

Carismático y tozudo, transmitió el aura de actor serio y persona de carácter, a pesar de tener una gran vis cómica como demostró en otro de sus papeles más memorables para la generación de los 80, el de padre de Indiana Jones en La última cruzada.

«No soy inglés»

Sean Connery
«Odio ser James Bond, quisiera matarlo»

«No soy un inglés, nunca he sido un inglés y jamás querré ser uno de ellos. ¡Soy un escocés! Siempre he sido un escocés y siempre lo seré», defendió Connery, que formó parte del Partido Nacionalista Escocés, desde donde abogó por la independencia escocesa de Reino Unido.

En 1999 ofreció un discurso que tuvo un gen impacto durante las elecciones: «Estamos a punto de tener nuestro propio Parlamento. Si lo conseguimos deberá ser democrático y tendrá que dejar que las voces de todos los partidos se escuchen. Hemos esperado casi 300 años. Mi esperanza es que evolucionemos con dignidad e integridad y que realmente reflejemos la nueva voz de Escocia».

A pesar del apego por su tierra natal, desde 2003 vivió de manera habitual en su mansión de New Providence (Bahamas) junto a su mujer, Micheline Roquebrune, con la que llevaba casado desde 1975.

En 2019, dio una de sus últimas entrevistas y lo hizo para el diario inglés Daily Mail para confirmar que la pareja se encontraba bien tras el paso del huracán Dorian, que dejó 43 muertos en las islas.

Un lechero en Hollywood

Pero la vida de Connery no fue siempre mansiones, golf y alfombras rojas. El actor nació en 1930 en uno de los barrios más deprimidos de Edimburgo, Fountainbridge, en una familia trabajadora y humilde, hijo de camionero y ama de casa.

En su infancia vivió sin electricidad ni agua caliente y compartiendo los aseos con el resto de familias que residían en el mismo bloque. La familia Connelly, en realidad, había emigrado 50 años atrás desde la Irlanda católica por culpa de la Ley de Tierras de 1881, que aumentó el precio de la vivienda desorbitadamente.

En 1944, con 14 años, abandonó el colegio para ganarse la vida como lechero, con un sueldo de aproximadamente 1,2 euros a la semana, según constataron unos registros oficiales aparecidos en 2005.

Su comienzo en el cine

Su primer papel de cine le llegó gracias a Neagle, que contó con él en la adaptación de Días Gloriosos al cine, titulada como Lilas en el cielo, protagonizada por Errol Flynn. Dicen quienes lo conocieron entonces que si Connery no sentía la llamada del espectáculo en el estómago, sí que era metódico y muy trabajador y que hizo su carrera a base de tesón.

Después de pasar la mitad final de los 50 aceptando papeles pequeños en televisión y alguna que otra producción teatral, en 1962, con 32 años, le llegó el papel que cambió su carrera: James Bond en Agente 007 contra el Dr. No.

«Según todos los críticos y comentaristas de cine, Sean Connery ha sido el mejor y más genuino Bond de la historia. Lo interpretó en siete ocasiones y nadie como él ha combinado la dureza, la presencia, la ironía y el sex-appeal que debía tener este agente secreto», admiten en TCM.

Quizás no sabías

Sean Connery rechazó el papel de Gandalf en El Señor de los Anillos y también se negó a volver como el padre de Indiana Jones en El reino de la calavera de cristal.

En una entrevista de 2005 afirmó que estaba «harto de Hollywood». «Cada vez hay más distancia entre los que saben hacer películas y los que dan luz verde a las películas. No digo que todos sean idiotas. Solo digo que hay muchos de ellos que son muy buenos siendo idiotas. Necesitaría una oferta imposible de rechazar, al estilo de la mafia, para no negarme a hacer otra película más». Y cumplió su promesa. Como lo calificó Spielberg, se va «una de las siete estrellas realmente genuinas del mundo».