El error de Yerry Mina hizo que el Liverpool se encimara y pasara a ganar el partido en el segundo tiempo, pero el implacable Calvert-Lewin metió la testa y volvió a marcar

 

Con los colombianos como protagonistas, el Everton y el Liverpool empataron en un partido que tuvo de todo, incluyendo un polémico gol anulado en el ocaso del juego que decantaba la tabla para los de Klopp.

Lesiones, expulsiones, una asistencia de James Rodríguez y un nuevo error de Yerry Mina hicieron de esta clásico, uno de los más vibrantes de la última década, misma que llevan los de ‘Carlito’ sin poderle ganar a ‘Los Reds’ y con puros empates en la casa del Everton.

Everton se vio sorprendido de entrada, como si su rival quisiera devorarlo sin contemplaciones. Tres minutos, esa fue la resistencia azul. Mané, el jugador más intrépido y peligroso, recibió un centro desde la izquierda y no falló, remató fuerte y arriba y dejó fríos a los jugadores locales.

James recién se acomodaba, Yerry Mina entraba en calor, cuando el equipo ya perdía 0-1. Le tocaba meterse rápido en el partido. Le costó al comienzo, ubicado bien a la derecha y recibiendo una marca feroz. Su primer toque de pelota fue atropellada por una tractomula llamada Van Dijk.

Liverpool exhibió su mejor fútbol, de toques rápidos, de cambios de frente, con su dinámica y su sorpresa hacía estragos. Y Everton sufría, se daba cuenta de que en frente tenía a un rival más peligroso que los de antes, más difícil.

Luego vinieron las bajas. La caída de Van Dojk en Liverpool. La caída de Coleman en Everton. El partido se fue emparejando un poco.

Faltaba que James apareciera con alguna genialidad. Lo hizo, en un tiro de esquina, que también es su virtud. Cobró con precisión, quizá buscando a Mina, pero el que se adelantó fue Keane, que se levantó en el área por encima de todos y metió el frentazo para poner el empate, el que le permitió a su equipo tomar un respiro y cogerse confianza.

El resto del primer tiempo fue igual, los ataques peligrosos de Mané, que siempre metió miedo. La respuesta de Calvert-Lewis y sus aproximaciones de riesgo. James intentando crear espacios y esforzándose en la marca. Fue así como se ganó una tarjeta amarilla, con una falta al borde del área.

Cuando arrancó el segundo tiempo Everton ya no quiso sufrir el mismo drama. Salió más concentrado, a imponer condiciones. James también se cogió más confianza. Un centro suyo, de esos tan perfectos, terminó con un cabezazo al palo de Richarlison.

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Luego, en un instante de libertad, cuando James se dio cuenta que no tenía taches mordiéndole los tobillos, encaró de derecha hacia el centro y sacó un remate al que le sobró ubicación y le faltó potencia. Salvó el portero.

Lo que pasa es que contra Liverpool nadie puede pestañear. Un descuido se paga caro. Lo tuvo Yerry Mina, que dejó un mal rechazo, una pelota que dejó dando vueltas en el área, en las piernas de uno muy peligroso como Salah, que no desaprovechó semejante obsequio. Sacó su cañón y adentro. 1-2.

Parecía que el invicto caía, que la derrota del Everton se consumaba. Pero no. Este equipo no se resigna. El goleador Calvert-Lewin apareció como siempre, oportuno, con un cabezazo que significó el sufrido y luchado empate contra un rival de mucha jerarquía.

Una expulsión de Richarlison, por una patada criminal, y un gol anulado a Liverpool, con polémica, por un supuesto fuera de lugar fueron los ingredientes adicionales para un derbi que se vivió con drama, pasión y tensión, y que se selló con un empate.

Con información de El Tiempo