Muchos estamos preocupados por la situación económica exacerbada por el covid-19.
Esta pandemia ha traído consigo despidos, reducción de horas laborales, cancelación de contratos, falta de clientes para los emprendedores y, sumado a esto, el aumento de precio en los alimentos básicos de la canasta familiar. Estas son algunas de las tantas dificultades que estamos enfrentando en el momento.
Pero la marea siempre baja. Nos está llegando el momento de recuperarnos como sociedad, como país, como personas, porque, simplemente, para cada problema debemos crear juntos soluciones, nuevas oportunidades para todos.
Como personas, los invito a reflexionar sobre los aprendizajes de esta crisis, sobre nuestro estado mental y emocional, sobre nuestros hábitos de consumo, sobre nuestra relación con la familia, amigos, vecinos, colegas de trabajo, y a rescatar de todo esto lo positivo y lo que estamos dispuestos a que perdure en el tiempo.
Por la coyuntura y las directrices sanitarias de nuestros gobiernos, muchos de nosotros nos hemos tenido que separar de nuestros familiares y amigos. Esto nos ha llevado a valorar más las relaciones humanas y los momentos simples que, al final, terminan siendo los más valiosos para cada uno de nosotros.
Es por todo esto que nuestra recuperación, es decir, el proceso de volver a nuestra “normalidad” de manera individual y como sociedad, en la parte de relacionamiento, tiene que estar encaminada a valorar y a apreciar más a los que hacen parte de nuestra vida diaria, y a ser más cordiales, agradecidos y empáticos con aquellos que no conocemos en nuestros entornos. Debemos ser más humanos y ponerle el toque secreto de la empatía a nuestras vidas.
Por otro lado, ambientalmente, esta pandemia nos ha ayudado a darnos cuenta de que sin un entorno limpio y libre de contaminación, no podemos subsistir. Ha visibilizado, ante el mundo entero, el impacto negativo de nuestro comportamiento como humanos sobre la naturaleza.
Este proceso de recuperación ambiental conlleva muchas cosas, que de hecho no son imposibles si de verdad nos comprometemos y ayudamos entre todos. Implica acciones que parten de lo personal, como reciclar y reflexionar sobre nuestros hábitos de consumo (moda rápida, consumo de carnes, plásticos, como nos transportamos, etc.).
Podemos empezar por acciones tan sencillas y de gran impacto como no botar nuestra basura a las calles, disminuir nuestro tiempo en la ducha, reparar nuestro vehículo que tanto contamina y afecta la salud de las personas, caminar más, usar la bicicleta para desplazarnos, entre otras.
Otra de las formas de aportar a que nuestra recuperación como país, ante esta pandemia, la cual ha visibilizado tantos vacíos en nuestros diferentes sistemas nacionales, es a través de nuestra voz en las urnas y en las redes sociales.
Podemos alzar nuestras voces para participar y exigir que los gobernantes direccionen sus políticas públicas hacia una recuperación que premie la sostenibilidad ambiental, la justicia social y elimine por completo la corrupción. Debemos, como país, diversificar nuestras fuentes de energía y enfocar nuestra recuperación hacia las tecnologías limpias y renovables.
Debemos apuntarle a un sector agro más tecnificado, más sostenible y que garantice el comercio justo a nuestros campesinos. Este tipo de inversiones, crearían nuevos trabajos y nos encaminarían hacia una sociedad más innovadora e inteligente que sabe que, si cuidamos nuestros recursos naturales y priorizamos una recuperación verde, seguramente, tendremos mejor calidad de vida y un alto nivel de bienestar en todos los rincones de nuestro país.
El mundo nos está dando la oportunidad de reinventarnos como personas, como sociedad, como país. Hagámoslo de manera social y ambientalmente responsable. ¿Por qué no crear juntos el futuro que deseamos?
Nuestra recuperación como sociedad global debe tener como prioridad ayudar a que nuestra comunidad, pueblo, ciudad, país, sean mucho más verdes y más saludables y respetuosos con el medio ambiente. Esto ayudará a mejorar la calidad de vida mundial.
