“¿Por qué me está haciendo esa pregunta a mí concretamente?”, le ha inquirido Jiang, a lo que el Mandatario respondió que “solo lo estoy diciendo (…) no se lo digo a nadie en concreto. Se lo digo a cualquiera que haga una pregunta desagradable”

 

Con su habitual falta de respeto hacia los periodistas que cubren sus ruedas de prensa en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado por acabada su comparecencia de este lunes sin aviso previo tras negarse a responder una pregunta de una periodista asiática-americana.

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“Debería usted preguntarle a China”, le dijo el Mandatario a Weijia Jiang, corresponsal del canal CBS ante la Casa Blanca. Esta preguntó por qué estaba tratando los test para el coronavirus como si fuera una competición mundial cuando había 80.000 muertos en el país.

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El Presidente le ha espetado directamente a Jiang, nacida en China y residente en Estados Unidos desde que tenía dos años: “No me pregunte a mí. Hágale esa pregunta a China, ¿Ok?”.

A partir de ese momento, todo lo que el Presidente ha hecho ha sido un despropósito. Trump ha pasado a conceder la palabra a Kaitlan Collins, corresponsal de CNN para la Casa Blanca, quien había sido interrumpida por la periodista de CBS, visiblemente molesta. “¿Por qué me está haciendo esa pregunta a mí concretamente?”, le ha inquirido Jiang.

Indefendible el Presidente norteamericano

“Solo lo estoy diciendo”, se ha defendido el Presidente. “No se lo digo a nadie en concreto. Se lo digo a cualquiera que haga una pregunta desagradable”, ha proseguido Trump, usando un término con el que muy a menudo califica las preguntas de los periodistas e incluso a ellos mismos.

“No es una pregunta desagradable”, ha dicho Jiang. Para entonces, el Jefe de Estado daba ya el turno de palabra a otro reportero, pero la periodista de CNN, que había sido llamada con anterioridad, ha reclamado su tiempo y le ha dicho que tenía dos preguntas.

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“No”, ha declarado Trump. “Pero usted me ha señalado, tengo dos preguntas, señor Presidente, usted me ha señalado”, le recordaba Collins.

«Señoras y señores, buenas tardes»

Trump ha usado de forma totalmente arbitraria su dedo presidencial para decir que, efectivamente, la había señalado para realizar la siguiente pregunta pero que, como no la había hecho, le daba el turno a otra persona.

De nada ha servido que Collins intentara explicar que había dejado hablar a su colega en un derecho de réplica que consideraba oportuno tras la respuesta sobre China del Presidente.

Ya nadie más pudo efectuar ninguna interpelación al Mandatario de Estados Unidos. Sin más, Trump ha dicho “señoras y señores, muchas gracias”, ha dado media vuelta y abandonado el jardín de la Casa Blanca donde había reunido a la prensa acreditada.

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Los comentarios sobre el comportamiento de Trump no se han hecho esperar. Ardía Twitter. Había quien le acusaba de racista. Otros de sexista. El senador de Vermont y excandidato a la nominación demócrata Bernie Sanders ha calificado el intercambio de “patético” y escrito en su Twitter que Trump es “un cobarde que destroza a otros para poder así sentirse poderoso”.

Con información de El País de España